![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyRq-ES2henIj7RMutVqQbWXM32aTEz5B6cHgyNJdwJDO4491_4Nv5nBKp9BHIu3hv2oJ7BaY71YXNzgS7AEde_gqlx5uDPpMguAoqSxgPims3X3K5txJo7cW6dVPHvn3NE0bQQQ/s320/0%5B2%5D.jpg)
Mateo 11, 28-30
En los próximos días vamos a iniciar la cuaresma que significa cuarenta días
de preparación a la semana santa, semana donde recordamos la vida, pasión,
muerte y resurreccion de Jesucristo.
Que interesante significa para todos los cristianos estos días, es una
oportunidad que nos brinda Dios para recibir sus gracias y fortalecer con ellas
nuestro compromiso de seguidores de Jesús, quien nos muestra el camino seguro y
verdadero para alcanzar la verdadera felicidad.
Es el momento para mirarnos desde muy adentro del corazón y con sinceridad nos preguntemos si algunas veces nos hemos sentido fatigados y agotados por los diferentes problemas que vivimos (familiares, de trabajo y con nuestros compromisos) y por tantos ataques que recibimos que afectan nuestro espíritu y que desvían nuestra alma de la presencia de Dios.
Recordemos que Jesús vino a proclamarnos la verdad, a enseñarnos a soportar
las dificultades con paciencia y ternura, a hacer uso del perdón, a cargar con
fuerza nuestras cruces y hacerlas ligeras.
Cuando con decisión y firmeza aceptamos las dificultades y las cargas
pesadas que se nos presentan en la vida, sentimos que Dios nos regala Paz y los
problemas se diluyen o se vuelven llevaderos.
Que cierto es ver que los dolores que sentimos en medio de cada
dificultad son fáciles de soportar cuando nos damos cuenta que delante de ellos
existe algo más grande que ellos.
Cuando realmente amamos a Dios y hacemos viva su presencia en nuestras
vidas, sembramos en cada situación difícil su reino. Su perseverancia en
nosotros para hacernos felices, es como un abono a nuestro suelo que espera
siempre que su semilla de amor, nazca, crezca y se haga una fructífera cosecha,
donde muchos llegaran a consumir y hasta cosechar. ¡Eso es impresionante! De
verdad, sus promesas son garantías destinadas a fortalecer nuestras vidas.
El perdonar es la llave principal para encontrar la Paz. Sé que ello
requiere de mucho esfuerzo, de mucha decisión y de una gran humildad. Pero
entre más profundo y continuo sea el encuentro con Cristo, mas fuertes nos
sentiremos para hacer ligera nuestras asperezas que inflaman con dolor el corazón.
Permitamos que Dios nos restablezca de nuevo colocándonos en sus manos y
dejando que nos haga hombres valerosos según sus deseos. Que confiemos en sus
manos expertas, entregándole todo lo que hemos hecho en nuestra vida pasada- lo
bueno y lo malo- y pidámosle que nos haga como una vasija de barro encantadora
para todos los que nos rodean y que en ella se guarden los más bellos tesoros.
SEÑOR, HOY QUEREMOS ENTREGARNOS A TI Y
COLOCAR NUESTRAS VIDAS EN TUS MANOS, TRANSFORMANOS EN VASIJAS QUE MUESTREN A
TODOS LO VALIOSO DE TU AMOR.