Deseo que hoy compartamos
la siguiente anécdota que hace referencia al Evangelio de San Mateo 11:28; tomándola en nuestras manos, la hagamos personal y pidiéndole al Espíritu
Santo su Luz, le digamos que penetre en lo más profundo de nuestros corazones para
que con su ayuda, podamos atrevernos a decirle a nuestro Padre Dios. ¡Aquí estoy
Señor, quiero desde hoy hacer tu voluntad!:
Un hombre iba por un camino con un pesado costal de papas sobre sus
espaldas. Caminaba lenta y sufridamente, pero no soltaba su carga. Dios, que lo
veía, le pregunto: = ¿Hacia dónde vas con ese costal de papas?=. El hombre miro
hacia el cielo y le respondió insolentemente: = ¿Por qué me preguntas si tú lo
sabes todo?=. Con una sonrisa benevolente, le dijo Dios: =Porque quiero que tú
me lo digas=...
En otro lugar, alejado de allí, otro hombre iba por otro camino cargando una pesada carretilla llena de ladrillos. Dios, que lo veía le pregunto: = ¿Hacia dónde vas con esa carretilla?=. El hombre miro hacia arriba y respondió: =Voy al pueblo=. Dios le dijo: = ¿Quieres que te ayude con esa carga?=.
El hombre le contesto: =Puedo solo=...
En otro lugar al otro lado del mundo, un hombre iba por un camino arrastrando un montón de leña atado con una cuerda. Dios, que lo veía, le dijo: = ¿Hacia dónde vas con esa leña?=. El hombre respondió: =La llevo a mi casa al otro lado de ese cerro=. = ¿Es lejos-le dijo Dios - quieres que te ayude?=. El hombre, accedió y Dios bajo del cielo, tomo la cuerda y cargo la leña a sus espaldas. Poco habían caminado, cuando el hombre le quito la leña a Dios y la volvió a cargar el mismo. Dios siguió caminando a su lado de todas maneras y un kilometro más adelante, el hombre le volvió a entregar la leña para que El la cargara. Pero, más adelante, el hombre se la volvió a quitar al Señor y la cargo nuevamente y así siguió a lo largo del camino...
En otro lugar, muy lejos de allí, otro hombre iba por un camino llevando un
pesado costal de arena. Dios, que lo veía, le dijo: = ¿Hacia dónde vas con ese
costal de arena?=. El hombre respondió: =Tengo que llevárselo a mi patrón, que
vive a 10 Km. de aquí=. Le dijo Dios: = ¿Quieres que te ayude?=. El hombre sonrió
y le dijo: =// Oh sí Señor, yo ya no puedo con esta carga //= y se la entrego.
Siguieron caminando y el hombre le iba contando a Dios alegremente de su vida,
de su familia y de su trabajo. Le hacía preguntas, le pedía opiniones, en fin,
el hombre y Dios, conversando y conversando, llegaron a destino. El hombre ya
no se había acordado más de su carga. El Señor mismo cumplió la encomienda de entregársela
al patrón de aquel hombre. El hombre agradeció mucho la ayuda y el Señor le
dijo que siempre que lo necesitara estaría allí para ayudarlo, solo tendría que
decírselo y El lo escucharía. Así, el hombre se fue muy contento a su casa y le
conto a su mujer de la maravillosa experiencia que había tenido y de lo bien
que se sentía porque no se había cansado nada ese día, ya que Dios había sido
quien había cargado ese pesado saco de arena por el...
Mucha gente que esta en problemas y se dice creyente, no sabe descansar en Dios. Le piden a Dios, se lamentan con Dios, le lloran a Dios, pero no le sueltan su carga. Piensan que ellos son los que deben seguir soportando su peso. Por que cuando tenemos problemas y nos decimos creyentes, seguimos cargando con ellos? Porque a veces le decimos: = ¿Señor, te entrego mis cargas=, pero igual seguimos cargándolas nosotros?.
Debemos seguir el ejemplo del cuarto hombre, dejar que Dios nos ayude con toda
nuestra carga y descansar en El, esto quiere decir que simplemente ya no nos
vamos a acordar de ella, que ya no vamos a sentir su peso, //porque ese peso lo
esta llevando el Señor//. Muchas veces cuando un hermano se encuentra en
dificultades, le decimos que este tranquilo, que deje todo en manos del Señor,
que El le dará paz en medio de la tormenta, lo decimos muy fácilmente, pero,
cuando las dificultades las tenemos nosotros mismos, nos retorcemos las manos,
nos llenamos de ansiedad, nos desesperamos, en fin, //no practicamos lo que
predicamos//. Necesitamos cambiar esa actitud, necesitamos ser cristianos
convencidos de que Dios cumple Sus promesas.