viernes, mayo 31, 2013
SIRVIENDO ENTREGAMOS Y COMUNICAMOS EL AMOR DE DIOS A OTROS

Cuando nos incorporamos entre la gente y sobre todos en aquellas familias que necesitan y esperan de nosotros, aquellos a quienes la sociedad y la clase política le han venido negando el derecho fundamental a la vida y a la convivencia; sentimos y palpamos su gran aspiración natural de querer ser felices.
 

Pero la felicidad es como nuestra propia sombra, la vemos, la seguimos  pero nunca la alcanzamos ni la sobrepasamos. Es cuestión de saborear, agradecer y valorar lo que tenemos sin dejarnos llevar por ese espíritu calculador.
 
Necesitamos pues, asimilar y asumir nuestras propias limitaciones conformándonos con lo que tenemos, así tengamos lo mínimo para vivir. Es olvidarnos de nosotros mismos para pensar en las necesidades de los demás.
 
Y me salta a la mente esta gran preocupación: ¿Será que quienes optamos en seguir los caminos de Jesús, nos estamos olvidando de servir a los demás y nos hemos estado metiendo en la dinámica del mundo?
 
No podemos permitir que nuestros pensamientos tomen rumbos diferentes donde nuestras relaciones con los demás estén sometidas a las cotizaciones y a la espera de un buen postor para que podamos recibir algo material a cambio de nuestro servicio. 
 
El servir a otros tiene un poder imaginable y quien lo practica influye en quienes lo reciben. Cuando servimos, vemos como ellos nos aman, nos valoran y se atreven a saber quienes somos y para quien estamos ejercitando este servicio. Y sin condición, vamos a ver como ellos nos abren sus corazones conscientes de nuestras obras y de nuestros afanes por darles una mejor calidad de vida. Pierden el miedo y se deciden en brindar sus alegrías y sonrisas como muestra de gratitud por haberles encausado sus vidas por el bien.
 
Dios nos enseña a través de los Evangelios que el verdadero poder es el servicio a los demás. Así nos lo está reconfirmando nuestro Papa Francisco en sus homilías.
Les invito a que revisemos los dones que Dios nos ha regalado y le pidamos de todo corazón que nos ayude a cuidarlos y ponerlos al servicio de todas las personas que nos rodean y mas entre aquellos que están en dificultades, tristes y agobiados. Que seamos en medio de ellos mensajeros del amor y de paz. Que nuestro servicio a la obra que tu impulsaste entre nosotros y que nos has encomendado para avivar en todo el mundo sirva para que muchas familias hoy se levanten y tomen la bandera que les impulsa sus vidas por los caminos de la constancia y la perseverancia en la solución de sus problemas, y sobre todo que confíen en ti.
 
SEÑOR, TU ERES NUESTRA ROCA. EN TI CONFIAMOS NUESTRAS VIDAS. TE PEDIMOS QUE NUESTRAS JORNADAS SEAN SIEMPRE BENDECIDAS POR TI Y ESTEN SIEMPRE DISPUESTAS A MOSTRAR TU  AMOR.
 
posted by Laureano García Muentes at 9:28 a.m. | Permalink |


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