sábado, febrero 15, 2025

"Dichosos los que temen al Señor"...Salmo 128

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 15 de Febrero del 2025

En el Evangelio de hoy tomado de Mc 8, 1-10, Jesús mira con compasión a la gente que le sigue e invita a los discípulos a que se organicen para atender, distribuir y compartir el alimento que sacia y da vida.

El texto de hoy nos habla de la Segunda Multiplicación de los Panes y Peces y este hecho, se desarrolla, así: "Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice: "Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos". Sus discípulos le respondieron: "¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?" Él les preguntaba: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos le respondieron: "Siete". Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos 4 mil; y Jesús los despidió. Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta". Mc 8, 1-10.

Este pasaje del Evangelio nos invita a reflexionar sobre la compasión y el poder transformador de Jesús. Ante la multitud hambrienta, Él no solo ve la necesidad física, sino que se conmueve profundamente por el sufrimiento de las personas. Al igual que Jesús, estamos llamados a mirar más allá de las circunstancias inmediatas y hacer todo lo posible por aliviar las necesidades de quienes nos rodean, sean materiales o espirituales.

Lo que Jesús nos muestra con este milagro es que, aunque nuestras capacidades sean limitadas (como los pocos panes y peces que los discípulos tenían), cuando confiamos en Él y actuamos con generosidad, lo poco que tenemos puede multiplicarse y convertirse en abundancia. Esto nos recuerda que no debemos preocuparnos por lo que nos falta, sino por lo que podemos ofrecer con fe y amor.

Finalmente, este evangelio nos enseña que Jesús siempre provee lo necesario, no solo de manera material, sino también espiritual. Al igual que Él alimentó a la multitud en el desierto, también nos ofrece el "pan" de su palabra y su presencia, que sacian nuestra hambre más profunda. Nos invita a confiar en Él, a compartir con generosidad y a saber que, aunque el camino sea incierto, Él siempre nos acompaña y nos provee lo necesario para seguir adelante.

Señor, gracias por tu corazón compasivo, un corazón que nunca pasa de largo que siente nuestras hambres más profundas y nos ofrece gratis el mejor alimento. Gracias por compartir con nosotros el pan bendito de tu vida nueva, el vino bueno de la alegría eterna, el agua fresca de la esperanza cierta. Señor, danos un corazón como el tuyo un corazón cercano y generoso para compartir el pan, el vino y el agua

 
posted by Laureano García Muentes at 4:11 a.m. | Permalink |


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