martes, octubre 08, 2013
CREEMOS EN TI, SEÑOR; AUMENTANOS LA FE
Quiero invitarles a que gravemos en lo más profundo de nuestro corazón esta frase: ¡Creemos en ti, Señor; auméntanos la fe! y la repitamos constantemente en nuestro interior en todos los momentos y lugares donde nos encontremos.
 
Hagamos de esta frase un punto de apoyo de nuestra palanca que servirá para mover a muchos hombres y mujeres a que conozcan y amen al Único Dios Verdadero y a su Enviado Jesucristo, el Salvador; invitándoles a cambiar de vida y a caminar sin miedo con decisiones firmes y ser capaces de levantar a muchos para llevarles a la perfección de su ser y a que alcancen su salvación.
 Jesús nos ha dicho: “Si tenéis fe como un grano de mostaza diréis a esta montaña: Lánzate al mar, y se lanzará”. Por ello hoy le decimos: ¡Señor, dame un punto de apoyo y moveré la tierra!
Si tenemos la fe como punto de apoyo, la esperanza como la barra que sostiene y la oración en el extremo opuesto, con seguridad y certeza vamos a ir y a caminar por el mundo como discípulos misioneros del Maestro, pregonaremos y testimoniaremos con nuestras vidas que el Reino de Dios está entre nosotros; y, veremos con nuestros propios ojos, que serán muchos los que conociendo nuestros esfuerzos, sacrificios y lealtad, se levanten de sus letargos y nos sigan.
El conocimiento de la Palabra y la oración constante y sincera con el Padre-Dios nos llena de confianza para conseguir lo que queramos. Solo basta de nosotros esa pequeña fuerza: La entrega incondicional al servicio por el Reino para obtener lo que deseamos.
Hagamos pues de nuestra oración un instrumento eficaz, una espada de dos filos que penetra en el corazón. Por ello es necesario orar centrados en la promesa que Jesús nos propuso: “Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, buscáis y hallareis”. “ El que pide recibe, al que llama se le abre, el que busca, encuentra” Esa verdad revelada, es la fuente de la que brota la confianza de que Dios nos concede lo que le pedimos. Porque es Él, quien así lo prometió.
Si nuestra confianza es frágil, sin fuerza y limitada, a pesar de todos los esfuerzos que hagamos para pedir a Dios, estos, se diluyeran de un momento a otro y por falta fe como fuerza imprescindible, caerán precipitadamente por su peso y desde la altura que hayamos logrado.
Cuando dejamos de orar y nos dejamos convencer por las distracciones del mundo, el cansancio y la desconfianza de ser escuchado por Dios, las peticiones que hacemos no llegan al oído de Dios. Su promesa es clara: “Todo lo que pidáis con fe, sin vacilar, se concederá” San Agustin refiriéndose a la oración decía: “La oración es la fuerza del hombre y es la debilidad de Dios”.
Pidamos hoy al Señor con fe y disposición firme que somos capaces de hacer su voluntad y repetir esas frases que Jesús pronuncio en el Getsemaní durante su agonía: “Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.
Recordemos que para orar hemos de buscar a Dios y ponernos en contacto con El; encontrarnos con El, acercarnos a Él. Es llamar a Dios y responderle con  sinceridad, seguridad, libertad y desprendimiento. La oración es el medio por el cual dialogamos con Dios nuestro Padre Celestial.
 
SEÑOR, LLÉNANOS DE CONFIANZA PARA NO DUDAR DE TI, TU ERES NUESTRO DIOS Y DADOR DE VIDA NUEVA.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:20 a.m. | Permalink |


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