miércoles, febrero 15, 2023

"Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza"... Salmo 116.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 15 de Febrero del 2023

Las dos etapas que se aprecian en la recuperación de la visión del hombre ciego, expresan que el discipulado es un proceso de adhesión al proyecto de Dios. Y vivir el discipulado implica adentrarnos en el misterio que nos habita y que habita a las personas de nuestros entornos, implica acogernos con misericordia y ternura. La vivencia del discipulado ha de significar para nosotros que tenemos que estar dispuestos siempre a que nada ni nadie nos separe del camino de Dios. Y si nos separamos por algún motivo, si nos volvemos ciegos... el Maestro siempre está ahí para sacarnos de nuestro lugar y, con paciencia y amor, devolvernos la visión de la fe.

El Evangelio de hoy tomado de Mc 8, 22-26 nos narra la curación de un hombre ciego en la ciudad de Betsaida. 

Dice el texto que: "Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida, le llevaron un ciego y le pidieron que lo tocase. Tomado al ciego de la mano, lo sacó a las afueras del pueblo y luego de ponerle saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?". Y mientras recobraba la vista dijo: "Veo hombres; los veo como árboles, pero caminando". De nuevo le impuso las manos a los ojos. El ciego afinó la mirada, fue sanado y distinguía con claridad. Jesús lo envío a casa y le dijo: "¡Ni se te ocurra entrar al pueblo!". Mc 8, 22-26.

En toda la región se había extendido la fama de Jesús de que era un hombre con prodigios de sanación y que las autoridades temían por estar influyendo mucho en la conciencia del pueblo, por eso toma al ciego y lo saca a las afueras del pueblo, utiliza la saliva como un medio curativo, pues así era considerada.

Esta curación tiene una gran enseñanza: El hombre ciego comienza a ver sombras y termina viendo con claridad.

Es este un proceso que se viene viviendo entre nosotros: Comenzamos el seguimiento a Jesús muchas veces con un corazón enceguecido y al pasar de los días vamos descubriendo quien es Jesús. Si, vamos viendo con claridad sus mensajes y vamos reconociendo los signos del Reino de Dios. 

Hermanos, Jesús nos sana las cegueras que nos impiden ver a nuestros hermanos como personas con iguales derechos y un mismo trato. Dejemos que Él abra los ojos de nuestros corazones y que sus Palabras sean la luz para iluminar y transformar nuestros caminos.

Señor, haz que podamos ver la paciencia con la que siempre nos esperas; danos tiempo y atención, como también, la misericordia y la comprensión frente a nuestras debilidades para apreciar con fe las gracias con las que colmas nuestras  vidas.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:05 a.m. | Permalink |


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