"La misericordia del Señor sobre sus fieles dura para siempre"...Salmo 103.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 1 de Marzo del 2025
En el Evangelio de hoy tomado de Mc 10, 13-16, Jesús pone de modelo a los niños para que quien actúe y sea como ellos, les pertenezca el Reino de Dios.
Dice así el texto del Evangelio: "Le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él" Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos". Mc 10, 13-16.
Sucedió que cuando Jesús y sus discípulos iban camino a Jerusalén le llevaron a los niños para que los acogiera, los bendijera y le impusiera las manos. Y esto, no lo miraron los Apóstoles con buenos ojos.
Jesús demuestra entonces, su gran amor por los niños y les reclama a sus discípulos y les hace ver que en ellos hay sencillez de corazón, limpieza y humildad; y ello, es indispensable para ganar el Reino de Dios.
Hermanos, Jesús nos da una gran lección: La Educación de los niños debe darse con amor y paciencia, guiándolos en la Fe. Por tanto, promovamos los espacios inclusivos donde ellos se sientan valorados y bienvenidos.
La mirada de Jesús es muy distinta que la de los discípulos, que
en muchas ocasiones también es la nuestra, los cuales creen que el Reino de
Dios es sólo para la gente fuerte, madura, importante, adulta, sin embargo,
llama la atención que nuestro Señor se enfada con ellos, por su brusquedad y su
poco tacto y delicadeza, al no ver que la inocencia, la candidez, la
transparencia, el dejarse querer y a la vez dar cariño auténtico, son las
llaves para entrar y ser parte del Reino de Dios.
¿Cómo podemos ser parte de este Reino? Con la gracia de Dios, que
va haciendo su obra en nuestras vidas y siendo dóciles y humildes a la acción
santificadora del Espíritu Santo; experimentando el gozo de gustar y ver cuán
bueno es el Señor, que es nuestro Camino, Verdad, Luz y Vida, teniendo la
experiencia de un Dios Padre cercano, Amigo y familiar, que en Jesús somos sus
hijos y hermanos entre nosotros. Que la luz de Cristo siga calentando,
iluminando, guiando y dando sentido a nuestra vida y vocación.
Jesús, concédenos la sencillez, el idealismo y la confianza que caracterizan la personalidad de un niño. Acrecienta nuestra fe, nuestra esperanza y caridad. Con el espíritu de un niño me pongo en tu presencia, confiando en que nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor e interés por mi salvación.